Tifón 2022
Octubre – Entrega 34

“Antoinette” de Robbert Welagen
“El Sucesor – Malbec” de Franco Porfidi
“Herbario de aislamiento” de Gabriela Carou


 

Antoinette de Robbert Welagen

Entre los recorridos y paseos a los que nos ha llevado la edición independiente, en 2015 viajamos a Córdoba para asistir al Festival Internacional de Literatura que organizaba la librería y editorial Portaculturas. Desde entonces quedamos siempre atentos a la selección, los gestos y las propuestas de un proyecto potente que ha sabido encontrar su propio ritmo.
Cuando nos llegó “Antoinette” el otoño pasado, resultó una suerte de cita inmediata, de entrada quedamos cautivados por el libro: el formato, un poco más apaisado que el estándar, los crisantemos de la cubierta y el marrón con el que están compuestas cada una de sus partes nos dejaron prendados.
Después vino la lectura, lo comenzamos varias veces, porque es un libro para leer de una sentada y, al mismo tiempo, es un libro que funciona a partir del recuerdo. Todo se da en un día, en un baño termal en Budapest, y lo que sucede es la rememoración de la vida y el amor compartidos por una pareja, con la curva toda que va desde que sus caminos se unen hasta que vuelven a separarse.
Los ecos y la nostalgia de esa vida juntos y este presente pleno de soledad y colmado por los fantasmas de quien ya no está y de quien no estuvo nunca. Ir y venir en el tiempo, revisitar lugares, mantener un espacio de la casa reservado, como depósito del que se fue, esas maneras en que el duelo sostiene la presencia de los que se fueron.
Este libro podría ser un capítulo de aquel otro libro de 1977, que escribió Roland Barthes y en cuyo pórtico se leía:

Es pues
un enamorado
el que habla
y dice:

El Sucesor de Franco Porfidi

Este mes elegimos un Malbec de 2019 que nos llamó la atención por la leyenda de su etiqueta: “¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”. Parecía un diálogo imposible con el narrador de Antoinette en el que él se disponía a responder contra todo voluntarismo: “¿Quién quiere intentar algo nuevo?”.

Cuando creemos que las cosas comienzan en un momento determinado, es porque desde hace tiempo las cosas suceden. Mi abuelo desde que era muy joven me enseñaba lo importante que era cuidar la viña. Vivir ese momento de cosecha era mágico, y acompañarlo hasta la bodega. Y qué placer ver el vino terminado en la botella. Sentí que es el momento de continuar con la historia… Seguir con el legado con fuerza; continuar todos los días haciendo más grande lo que ya se hizo; y construir lo que no se ha hecho.

Proveniente del Valle de Uco, Mendoza, este malbec es lo que necesitamos para encarar el tramo final de otro año, uno que todavía nos guarda dos entregas más increíbles.

Herbario de aislamiento de Gabriela Carou

“Mi paseo cotidiano al exterior en tiempos de confinamiento. Mi espacio-tiempo de creación en momentos de tanta desolación”.

Gabriela es una de las lectoras y artistas que conocimos en El Gran Pez. Es artista visual, docente e investigadora independiente. Feminista. Nos cuenta que indaga actualmente en la poética del archivo y el álbum familiar, los procesos fotográficos alternativos y el arte botánico-ecológico.
Las reproducciones de las cianotipias que entregamos son parte de una serie que se inició y finalizó en el período más cerrado de la cuarentena por la pandemia covid-19.

Un lapso con mucho tiempo para la introspección, una oportunidad que personalmente hacía unos años que venía necesitando. El aislamiento me encontró en una situación privilegiada: necesidades básicas y algo más cubiertas, espacio de taller en mi propia casa y familia y seres queridos gozando de buena salud, a lxs que podía videollamar cuando extrañaba un poco.

El vínculo entre el herbario, la botánica y la cianotipia es tan antiguo como la técnica misma. El cianotipio fue inventado por John Herschel en 1842 e inmediatamente su amiga, la botánica inglesa Anna Atkins, lo aplicó en una serie de imágenes de algas que luego conformarían el primer fotolibro: British Algae (1843).
Casi dos siglos después, Gabriela sostiene el vínculo entre la botánica doméstica y la cianotipia “porque me conecta con la química y física de la fotografía de manera directa, científica y, al mismo tiempo, experimental. Me permite estar en tiempo presente en la creación de la imagen y me aleja un poco de las pantallas. El arte botánico me permite agudizar la observación de la naturaleza, volver a la infancia, detener el ritmo acelerado de la cotidianeidad.”

“Herbario de Aislamiento” es el resultado de un ejercicio diario, salir al balcón a observar y recolectar lo que la naturaleza dejaba allí por acción del viento y transformarlo en imágenes azules.

Detalles del objeto R